14 ago 2013



Al hablar del progreso de las mujeres en el mundo y la equidad de género, erróneamente se cree que son logros innegables y alcanzados pero es equívoco pensar que la lucha por la igualdad de condiciones ha sido ganada o que ahora son las mujeres las que manejan el hogar, cuando la Comisión económica para América latina y el caribe (CEPAL) muestra que en Colombia las mujeres son “jefas” de sólo el 11% de los hogares con conyugue mientras los hombres lo son del 87%, o que sólo el 1% de las personas dedicadas a labores domésticas son hombres, sin embargo, estas cifras que denotan desigualdad no son más que un abre bocas ante la realidad femenina en materia de derechos.

En la cúspide del siglo XXI, los habitantes de todas partes del mundo pasamos nuestros días hablando del pasado y los avances de la sociedad en la actualidad, regodeándonos con las nuevas tecnologías y llenos de orgullo por el gran progreso de esta maravillosa raza que se considera superior a los demás animales pero en la cual persisten prácticas ancestrales tortuosas, crueles y degradantes como la ablación femenina, que aún son desconocidas para la mayoría y aceptadas en las sociedades que se practican ya que buscan la purificación de las mujeres que por nacimiento y naturaleza son consideradas Evas pecadoras.

La UNICEF define la ablación o mutilación femenina como una serie de prácticas consistentes en la extirpación total o parcial de los genitales externos de las niñas y generalmente viene acompañada de la infabulación que consiste en el cosido y cerramiento casi total de los labios mayores y menores de la vulva, estos procedimientos son realizados con escasas o nulas condiciones de higiene por comadronas que usan navajas, rocas y fique, por lo que las mujeres mutiladas sufren, entre otras cosas, de constantes infecciones vaginales. Al ser obstruida la uretra, miccionan por segunda intención quedándoles siempre sedimentos de orina que les ocasionan constantes problemas de hongos. Si estas infecciones prosperan y llegan al útero, son causas de infertilidad irremediable e incluso recientes estadísticas clínicas demuestran que la MGF también aumenta la susceptibilidad al contagio del VIH-sida, hepatitis, entre otras.

Aunque la mayoría de los casos conocidos de MGF son reportados en África y Asia, se tienen datos de que al 2009 cerca de 8000 niñas de la tribu Embera Chamí habían sido víctimas de este procedimiento, lo cual hace de esta una realidad que no puede ser ajena a nuestra preocupación y que implica un gran reto debido al fuerte componente cultural que tiene de trasfondo donde los principios éticos que se inclinan hacia la protección del derecho internacional son superpuestos por creencias y preceptos morales arraigados a culturas ancestrales.

Es inaceptable que en el mundo estén muriendo mujeres a causa de medidas que solo buscan controlar la sexualidad femenina, alimentar una sociedad patriarcal que aún cree que los genitales femeninos son sucios y antiestéticos por lo que su presencia limita incluso la posibilidad de una mujer para contraer matrimonio. Entonces, la pregunta es, ¿acaso las creencias morales deben tener más peso que los derechos humanos?; y la respuesta debe ser un inmediato y rotundo no, porque no puede una creencia sin fundamentos, una práctica que no tiene bases, estar acabando con un derecho fundamental como lo es el de la vida. Sin embargo, no se puede negar la existencia de ideologías alternas y la coexistencia de culturas diferentes que no deben ser suprimidas sólo por ser erradas.

De este modo, la ablación femenina resulta siendo una problemática enmarcada dentro del amplio espectro de injusticias y abusos cometidos bajo el patrocinio de dogmas patriarcales que han sido aceptados moralmente por la sociedad y requieren de una mirada crítica y cambios radicales que sólo son posibles con medidas de concientización que busquen acoplar los valores éticos, el respeto por los derechos humanos, la integridad física y la autonomía con las creencias y el componente moral que toda sociedad supone tener, de forma que se genere una complementariedad entre ambas y no una lucha que pone en peligro las vidas de muchas personas.

Referencias bibliográficas:
1.     Agatón I. Mutilación genital femenina en Colombia: trato cruel, inhumano y degradante. [serial en Internet]. 2013 Agosto [acceso 12 Ago 2013]; 50(aprox. 3 p.). Disponible en: http://asis.umariana.edu.co/RevistaUnimar/publicaciones/RevistaUnimar50.html#/8/
2.     UNICEF - Protección infantil contra el abuso y la violencia - Female genital mutalitation. (n.d.). UNICEF - UNICEF Home . Revisada en August 11, 2013, Disponible en: http://www.unicef.org/spanish/protection/index_genitalmutilation.html

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