Al
hablar del progreso de las mujeres en el mundo y la equidad de género,
erróneamente se cree que son logros innegables y alcanzados pero es equívoco pensar
que la lucha por la igualdad de condiciones ha sido ganada o que ahora son las
mujeres las que manejan el hogar, cuando la Comisión económica para América
latina y el caribe (CEPAL) muestra que en Colombia las mujeres son “jefas” de
sólo el 11% de los hogares con conyugue mientras los hombres lo son del 87%, o que
sólo el 1% de las personas dedicadas a labores domésticas son hombres, sin
embargo, estas cifras que denotan desigualdad no son más que un abre bocas ante
la realidad femenina en materia de derechos.
En
la cúspide del siglo XXI, los habitantes de todas partes del mundo pasamos
nuestros días hablando del pasado y los avances de la sociedad en la
actualidad, regodeándonos con las nuevas tecnologías y llenos de orgullo por el
gran progreso de esta maravillosa raza que se considera superior a los demás
animales pero en la cual persisten prácticas ancestrales tortuosas, crueles y
degradantes como la ablación femenina, que aún son desconocidas para la mayoría
y aceptadas en las sociedades que se practican ya que buscan la purificación de
las mujeres que por nacimiento y naturaleza son consideradas Evas pecadoras.
La
UNICEF define la ablación o mutilación femenina como una serie de prácticas
consistentes en la extirpación total o parcial de los genitales externos de las
niñas y generalmente viene acompañada de la infabulación que consiste en el
cosido y cerramiento casi total de los labios mayores y menores de la vulva,
estos procedimientos son realizados con escasas o nulas condiciones de higiene
por comadronas que usan navajas, rocas y fique, por lo que las mujeres mutiladas
sufren, entre otras cosas, de constantes infecciones vaginales. Al ser
obstruida la uretra, miccionan por segunda intención quedándoles siempre
sedimentos de orina que les ocasionan constantes problemas de hongos. Si estas
infecciones prosperan y llegan al útero, son causas de infertilidad
irremediable e incluso recientes estadísticas clínicas demuestran que la MGF
también aumenta la susceptibilidad al contagio del VIH-sida, hepatitis, entre
otras.
Aunque
la mayoría de los casos conocidos de MGF son reportados en África y Asia, se
tienen datos de que al 2009 cerca de 8000 niñas de la tribu Embera Chamí habían
sido víctimas de este procedimiento, lo cual hace de esta una realidad que no
puede ser ajena a nuestra preocupación y que implica un gran reto debido al
fuerte componente cultural que tiene de trasfondo donde los principios éticos
que se inclinan hacia la protección del derecho internacional son superpuestos
por creencias y preceptos morales arraigados a culturas ancestrales.
Es
inaceptable que en el mundo estén muriendo mujeres a causa de medidas que solo
buscan controlar la sexualidad femenina, alimentar una sociedad patriarcal que aún
cree que los genitales femeninos son sucios y antiestéticos por lo que su
presencia limita incluso la posibilidad de una mujer para contraer matrimonio.
Entonces, la pregunta es, ¿acaso las creencias morales deben tener más peso que
los derechos humanos?; y la respuesta debe ser un inmediato y rotundo no,
porque no puede una creencia sin fundamentos, una práctica que no tiene bases,
estar acabando con un derecho fundamental como lo es el de la vida. Sin
embargo, no se puede negar la existencia de ideologías alternas y la
coexistencia de culturas diferentes que no deben ser suprimidas sólo por ser
erradas.
De
este modo, la ablación femenina resulta siendo una problemática enmarcada
dentro del amplio espectro de injusticias y abusos cometidos bajo el patrocinio
de dogmas patriarcales que han sido aceptados moralmente por la sociedad y
requieren de una mirada crítica y cambios radicales que sólo son posibles con
medidas de concientización que busquen acoplar los valores éticos, el respeto
por los derechos humanos, la integridad física y la autonomía con las creencias
y el componente moral que toda sociedad supone tener, de forma que se genere una
complementariedad entre ambas y no una lucha que pone en peligro las vidas de
muchas personas.
Referencias bibliográficas:
1.
Agatón I. Mutilación genital femenina en Colombia: trato
cruel, inhumano y degradante. [serial en Internet]. 2013 Agosto [acceso 12 Ago
2013]; 50(aprox. 3 p.). Disponible en: http://asis.umariana.edu.co/RevistaUnimar/publicaciones/RevistaUnimar50.html#/8/
2.
UNICEF - Protección infantil contra el abuso y la violencia -
Female genital mutalitation. (n.d.). UNICEF
- UNICEF Home . Revisada en August 11,
2013, Disponible en: http://www.unicef.org/spanish/protection/index_genitalmutilation.html

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