En algún momento nos llega la lucidez, una ráfaga de claridad bastante
oportuna en medio de una vida llena de sucesos desatinados, estamos en un
punto, hace un tiempo estábamos en otro, y moverse está bien, avanzar es algo
maravilloso, pero cuando volteas a ver y te das cuenta que has estado bajando
por la montaña que deberías estar subiendo, comprendes que has tomado el camino
equivocado pero no puedes culparte por equivocarte, por irte por el sendero de
ensueño que idealizaste, no tiene nada de malo arriesgarse incluso cuando se
termina con el corazón roto o la rodilla cicatrizada, esas heridas sanarán y te
servirán para hacerte un tanto más sabio o menos ignorante, te recordarán la
dualidad de la existencia, la coexistencia entre la felicidad y la tristeza, el
ying y el yang, lo bueno y lo malo, la delgada línea entre amar y odiar.
La gran diferencia entre las personas fuertes y las personas débiles no es
que de los ojos de unas no broten lágrimas, no es que las primeras sean
inexpresivas, no es la construcción de fuertes indestructibles en torno al
corazón, la diferencia es que las personas fuertes caen, se sacuden, sanan y se
levantan, se levantan cada vez con la frente más en alto porque son conscientes
de todo lo que han ganado al arriesgarse, porque saben que no se puede aprender
sin errar y no se puede encontrar el verdadero amor sin pasar por el desamor.
El viaje a través del amor apasionado y temporal es arriesgado, es como
andar en cayac, es toda la pasión, el placer y la sensación de felicidad que
proporciona la adrenalina pero es a la vez el riesgo de quedar atrapado en un
remolino y ser consumido absolutamente por él, es el encuentro cara a cara con
la muerte, la muerte de tu ser porque se puede terminar aferrado al amor toxico
solo por el placer del dolor, se puede terminar miserable todos los días de la
vida pero con la falsa sensación de confort que genera no abandonarse y es ahí,
cuando se ve todo el panorama, que resulta mejor correr, huir, no por cobardía sino
por sabiduría.
De esta batalla campal no se sale ileso pero es un gran logro salir vivo y
con esperanza, con la esperanza de volver a creer en ese amor del que tanto
hablan, del que tanto hablamos y buscamos porque creemos que nos hará sentir
completos pero si no estamos completos antes de encontrarlo, terminaremos
acabados en el campo de batalla.

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