Oscar
Wilde, el autor de “El retrato de Dorian Gray” vivió en plena era victoriana,
un período de brillante esplendor económico caracterizado, además, por el
surgimiento de una sociedad burguesa moldeada dentro de rígidos conceptos
morales que fueron constantemente burlados bajo el disfraz de un falso
puritanismo.
En su
vida y obra Oscar Wilde, se dispuso a cuestionar toda una serie de prejuicios,
costumbres y formas de la época, al igual que a escritores inmersos en esta
estructura de sociedad, que el acusó de “carcomida por la hipocresía”.
Como
resultado de esa rebeldía, adoptó una postura ante la vida, despreocupada y
desafiante a la vez, que se evidencia en su única novela, donde expone sus
propios conceptos acerca de la moral y la estética del arte.
El
retrato de Dorian Gray, es una obra que por su misma reflexión de la realidad
que en algún tiempo llevó a Wilde a juicio y hasta puede haber sino un
detonante para su muerte, ha trascendido las barreras del tiempo, su tema ha
generado polémica pues gira en torno a la belleza que encierra la existencia
personal del ser humano, explorando el inevitable y destructivo paso del tiempo
en la vida de una persona.
Wilde
pudo haber creado cualquier tipo de historia cuestionante por su carácter
crítico, pero esta maravillosa obra parte de la realidad, una soñada por él,
pero que es innegablemente cotidiana. Él solía visitar al pintor Basil Ward en
su estudio, cuando este realizaba un trabajo con un joven modelo de perturbadora
belleza, cuando el retrato estuvo terminado y el muchacho se fue, a Oscar Wilde se le ocurrió decir que era una
verdadera lástima que este hermoso joven tuviera que envejecer. El pintor le
respondió que sería maravilloso si
pudiera conservarse tal como es mientras que el retrato envejeciera y se
marchitara en su lugar.
En la
sociedad contemporánea, ser bello es un pilar para ser aceptado, y queremos
lograr a toda costa detener el tiempo y mantener la lozanía; cirugías
plásticas, botox, dietas compulsivas y todo tipo de métodos que nos vuelven
esclavos de la mundanidad.
Esto le
sucedió a Dorian Gray, esclavo de la belleza, entregó su alma a cambio de una
belleza superficial pero en ella aún existía un vacío, “Solo había una prueba
contra él. La propia pintura. La destruiría… Le mantenía desvelado por las
noches. Cuando estaba lejos se llenaba de pavor al pensar que otros ojos
pudiesen contemplarla… El solo recuerdo del retrato había estropeado muchos
momentos de alegría. Había sido para el como la conciencia. La destruiría” este
fragmento evidencia que a pesar que para el mundo Dorian era hermoso, su
interior era una agonía, no era libre, esclavo de su “conciencia”, de esa
realidad no modificable, tal como sucede con millones de personas, que cada vez
son más, inconscientes de la realidad, cegados por las revistas, por la
hipocresía, tal como en pleno siglo XIX, mostrando una realidad hermosa, pero
crudos por dentro, haciendo parecer que nada sucedía pero siendo un caos en su
interior, “miró en torno y vio el cuchillo con que había apuñalado a
Hallward... Si había matado al pintor, mataría lo mismo, la obra del pintor,
sin más. Mataría el pasado, y cuando éste hubiese muerto, él sería libre… Cogió
la herramienta y acuchilló el cuadro, se oyó un grito y un ruido… Cuando
entraron vieron colgado de la pared un retrato esplendido del amo, con el mismo
aspecto con que le había visto recientemente, con todo el encanto de una
juventud y una belleza exquisitas. Tendido en el suelo había un hombre muerto,
de smoking; con un cuchillo clavado en el corazón. Tenía cara parida, arrugada
y siniestra. Hasta que examinaron los anillos no supieron reconocer quien era.”
Ese fue el fin de Dorian Gray, murió por su belleza, perdió su alma, y la
tristeza y el dolor se apoderaron de él, lo apuñalaron de regreso, no pudo
deshacerse de su verdad.
Con esta
espléndida novela, Wilde, nos invita a reflexionar, a autoevaluarnos, a
preguntarnos, ¿si tuviésemos un retrato como sería nuestra alma? ¿Tan cruda que
la quisiéramos asesinar? ¿O tan hermosa como para enmarcar? ¿Sería digna de un
museo? ¿O debería estar bajo llave en el sótano?