Para Immanuel Kant
la minoría de edad del hombre se basa en la capacidad que tiene este de actuar sin
dependencia de otro, esto significa que la mayoría no es más que un límite
virtual que nos impide actuar plenamente dentro de nuestras sociedades; cada individuo
es libre de superar esta minoría de edad o por lo contrario decide vivir
como menor toda una vida siguiendo un
patrón que le dice que debe hacer, pensar y como debe actuar.
Algunos individuos
encuentran este hecho bastante cómodo, consideran correcto que otra persona piense
por ellos y les diga que deben hacer, ya que les satisface quitarse la molestia
de razonar, tomar decisiones y asumir consecuencias. Sin embargo, esta es una
actitud que se opone a la naturaleza del ser humano, a su libre albedrío y al
derecho humano a la libertad y al libre pensamiento.
Uno de los
principales modelos y entes que restringen el desarrollo del ser humano es la
iglesia en general, la cual, por medio de advertencias y amenazas, usando como método subyugante la antiquísima e irracional creencia de que el incumplimiento de
los mandatos divinos los hará arder en el infierno por una eternidad, sin
embargo, esto no promueve un mejor comportamiento ni un desarrollo en la
sociedad, al contrario genera una angustia al creyente que lo limita a usar su
razonamiento por miedo.
Dadas estas
condiciones de limitación y control excesivo mediante la presión social y las
promesas divinas, son pocas aquellas personas que se han atrevido a rechazar el
yugo que los somete y han decidido generar movimiento de ilustración en los
individuos, porque es de suma importancia reconocer que hay que vencer una
esclavitud de tipo intelectual y moral que está generando un retraso en las
habilidades del ser humano y lo regresa a etapas primitivas, de este modo se
generan guerras por falta de tolerancia y divergencia en posiciones políticas,
religiosas o morales y adicionalmente lo hace un ser conformista que basa su
conocimiento en dogmas y fe.
Es tiempo de que
los seres humanos abramos los ojos y la mente ante lo conocido y lo
desconocido, que tomemos la decisión de alcanzar la mayoría de edad, de generar
nuestros propios razonamientos como individuos sin rechazar las ideas de
nuestros pares, es importante tener iniciativa como el príncipe Federico, quien
fue el primer monarca en dar libertad de religión a sus súbditos, convirtiéndose
en el primer príncipe ilustrado que dejo de ver al hombre como una máquina, es
hora de liberarnos de los engranajes y generar constructos mentales por si
mismos.
